Cada vez somos más las personas, familias y
profesionales interesados en modos de educación alternativos. Y eso es para
alegrarse, ya que cuanto más seamos, antes podremos alcanzar nuestros
objetivos.
Desde la Asociación Montessori Sevilla queremos
impulsar la creación de no sólo un centro Montessori, sino de muchos que,
autogestionados, se dispersen por toda la ciudad y la provincia. De esta forma
serán más las familias que se puedan permitir acudir a centros donde se deje
florecer los potenciales de sus hijos/as y serán más los niños/as que no sean
simplemente “guardados” en espacios no adecuados para el desarrollo de su
talento. Para ello se proyectarán cursos de formación para familias y
profesionales y, para quienes deciden crear un centro propio, ofrecer asesoramiento
técnico y administrativo para su autogestión, potenciando el autoempleo.
Por lo tanto, que la psicopedagogía de María
Montessori se extienda a toda la sociedad es el reto mayor de la Asociación,
que aspira a que incluso alcance a la escuela pública, de forma que se acceda a
ella de forma gratuita y libre.
Pero, ¡cuidado!, no queremos que la pedagogía de
Montessori sea utilizada con fines propagandísticos dentro de un plan de
marketing, no es el fin de este tipo de educación. Este tipo de metodología
tiene sentido cuando se cree en ella y cuando se conoce. Los impulsores del
proyecto y las/os guías deben conocer profundamente cómo funciona el Método,
para que éste funcione. Si no es así, no sirve para la formación integral del
niño/a. Y esto es malo para todos. En primer lugar, para el niño/a que no
recibe lo que necesita, luego para las familias que pueden sentirse
desengañadas y, por último, para todos aquellos que valoran esta metodología y
ven que se está dando gato por liebre.
Por ello, advertimos que ¡cuidado!, que observemos
adecuadamente los centros que se autodenominan Montessori o que se encuentran
inspirados en el Método Montessori, y lo hacemos no con pretensiones
mercantilistas, lo hacemos para que este maravilloso modelo de aprendizaje que
María Montessori nos legó, no se desvirtúe.